De manera rápida y para salir del paso comúnmente se ha dicho siempre que el vino tinto marida con carnes y el vino blanco con pescados, pero hoy vamos a adentrarnos en el mundo del maridaje y sentirnos unos expertos sumilleres.
Comencemos por las carnes. . .
Para maridar el pollo, que es una carne neutra, podemos maridarlo con un vino tinto, por ejemplo un tempranillo, si la carne lleva sofrito o hierbas aromáticas.
En el caso de que el pollo, lleve alguna salsa y/o esté acompañado de champiñones y patatas asadas, nos iríamos a un vino con más cuerpo, como un reserva de cabernet sauvignon o con un merlot.
Si por el contrario, el pollo se sirve al horno, con un aderezo de limón con hierbas aromáticas, nos iríamos a un blanco, como un Chardonnay, por sus aromas cítricos.
Para las carnes rojas, vino tinto. Esta es una cuestión, sobre la que no hay dudas. Pero ¿qué vino tinto escoger ? Si vamos a comer por ejemplo un entrecot, un chuletón o un solomillo, elegimo vino tinto de crianza o reserva.
Si el plato principal es cordero al horno, ligeramente especiado utilice un tinto, tempranillo, garnacha o cabernet.
Una regla básica : cuando se prepara cualquier tipo de carne previamente macerada o con una salsa al vino, debe servirse el mismo tipo de vino en la comida que el utilizado en la maceración o salsa.
Si vamos a comer pescado. . .
La regla básica para el pescado es maridarlo con vino blanco, excepto si vamos a comer salmón, que lo acompañaremos de tinto.
Para los platos de pulpos, sepias, mejillones y mariscos casan muy bien con albariño, verdejo y godello.
Por oto lado, si el plato principal es guiso de pescado en cazuela de barro, nos decantamos por los blancos de macabeo, parrellada y xare-lo.
Una merluza rellena de gambas y con una salsa cremosa, pide un vino blanco fermentado en barrica: un sauvignon blanc o un chardonnay. Para otros pescados como el rodaballo, la lubina o el besugo que tienen mucho sabor y caracter, los blancos con crianza son una buena opción.
Si toca pasta . . .
Con unos spaguetti con salsa boloñesa tomaremos un tinto joven o con una crianza de 3/4 meses en barrica.
Cuando el plato de pasta sea con verduras y tomate, lo maridaremos con un tinto joven o un rosado.
Si no lleva más que mozarella, orégano y aceite de oliva, un rosado es lo que mejor le va. Sin embargo, escogeríamos un blanco con crianza para unos spaguetti al pesto.
Para los platos de pasta con salsas marineras y acompañados de mejillones o sepia, les va un blanco joven, aromático y frutal : un macabeo, sauvignon blanc, un verdejo…
Y para maridar pasta fresca al huevo y con salsa cremosa, elegimos un blanco de las variedades chardonnay.
Ahora que tenemos todos estos conocimientos vamos a aplicarlos en nuestra cena maridaje ¡Acompáñanos el 20 de noviembre y disfruta de los sabores de la tierra!
